Hasta siempre, maestro Ibáñez

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Durante más de 65 años de carrera profesional, el humor, las ocurrencias y las historietas convirtieron a Francisco Ibáñez Talavera en la figura más influyente del cómic español. Ayer, sábado 15 de Julio de 2023, el Maestro, nuestro Stan Lee... se nos ha ido a la edad de 87 años.

Nació el 15 de marzo de 1936 en Barcelona, y fue aficionado a los tebeos desde muy pequeño, publicando su primer dibujo en la revista infantil Chicos. Desde entonces, no soltó el lápiz. Estudió Comercio y Peritaje Mercantil y trabajó en el Banco Español de Crédito durante 8 años desde 1950 a 1957, primero como botones, trabajo al probablemente debamos el acopio de experiencia para crear a Sacarino. Pero su profesión y corazón siempre fueron los de dibujante, historietista y creador de risas.

Francisco Ibáñez fue, por encima de todo, un defensor de la dignidad de su profesión: solía recordar la incomprensión que despertaba el hacer historietas: “Cuando me preguntaban a qué me dedicaba, les decía que a hacer historietas; y ellos: 'Eso ya lo sabemos, pero... ¿en qué trabajas?’, me insistían”.

Pero bien digna era esa profesión, pues entre sus fieles destacó el mismo Álex de la Iglesia, que confesó en su día “Ibáñez es el hombre al que he admirado más en este planeta”; o el ex-presidente Felipe González, a quien los Reyes Magos le dejaron la colección completa de Mortadelo y Filemón, siendo ya mayorcito y presidiendo un país; o incluso la Reina Sofía, que más de una vez le pidió que le dedicase un dibujo. Pero sobre todo, a cientos y cientos de personas de a pie. A nosotros.

Puede que haya esperado a que Mortadelo y Filemón superaran la edad de la jubilación, 66 años ya desde 1957, para dejarlos huérfanos. Y también al botones Sacarino, a Rompetechos, a Pepe Gotera y Otilio, o a todos los vecinos de la calle 13, rue del Percebe... Pero a nosotros nos deja un inmenso legado lleno de genialidad, sentido del humor y más de 50.000 páginas que nos hicieron inmensamente felices. Se nos va un grande, un referente, un pedazo de nuestra infancia, pero a la vez, se nos vuelve inmortal.​

GRACIAS POR TANTO, MAESTRO, Y HASTA SIEMPRE

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