JimmyMcNulty
Moderador
Daisy se acercó hasta los securatas.
-¿Pueden ayudarme? ¡Ayuda, ayuda, tengo una recaída!
Los guardias la miraron extrañados, uno hizo un gesto a otro como diciéndole "ve tú", y se dirigió hasta la señora, que fingió caer muerta. De hecho, Daiki pudo simularlo bien. "Detuvo" el corazón del clon, por lo que sería evidente que no tendría pulso.
Sanagi pudo entonces aprovechar para colarse por las escaleras. Ejecutó su técnica de rastreo y te transformó en uno de los guardias. Perdió su anterior vestimenta (no podría recuperarla), pero en cambio ganó un nuevo aspecto. Bajó por las mismas, varios pisos, al menos unos siete u ocho, y llegó hasta el fondo de aquel sótano. Había una puerta por la cual, previamente, se colarían los insectos, que detectarían al menos a ocho guardias colocados en varias puertas a lo largo del pasillo que había tras la misma. Al fondo, en un recodo, había una puerta de doble hoja, grande, vigilada por dos guardias con pintas similares, descansando plácidamente sobre la misma. Uno se estaría revisando las uñas, y otro mirando al techo, obnubilado. Los guardias estarían vigilando sus respectivas puertas.
Los insectos podrían volver a tu posición sin problemas. Descubrirías también que el otro camino solo llevaba a una gran oficina donde llevaban las cuentas del casino, además de hacer el cambio de fichas a monedas y viceversa.
-¿Pueden ayudarme? ¡Ayuda, ayuda, tengo una recaída!
Los guardias la miraron extrañados, uno hizo un gesto a otro como diciéndole "ve tú", y se dirigió hasta la señora, que fingió caer muerta. De hecho, Daiki pudo simularlo bien. "Detuvo" el corazón del clon, por lo que sería evidente que no tendría pulso.
Sanagi pudo entonces aprovechar para colarse por las escaleras. Ejecutó su técnica de rastreo y te transformó en uno de los guardias. Perdió su anterior vestimenta (no podría recuperarla), pero en cambio ganó un nuevo aspecto. Bajó por las mismas, varios pisos, al menos unos siete u ocho, y llegó hasta el fondo de aquel sótano. Había una puerta por la cual, previamente, se colarían los insectos, que detectarían al menos a ocho guardias colocados en varias puertas a lo largo del pasillo que había tras la misma. Al fondo, en un recodo, había una puerta de doble hoja, grande, vigilada por dos guardias con pintas similares, descansando plácidamente sobre la misma. Uno se estaría revisando las uñas, y otro mirando al techo, obnubilado. Los guardias estarían vigilando sus respectivas puertas.
Los insectos podrían volver a tu posición sin problemas. Descubrirías también que el otro camino solo llevaba a una gran oficina donde llevaban las cuentas del casino, además de hacer el cambio de fichas a monedas y viceversa.
El albino descubriría que, por desgracia, estaba solo, al menos por un momento. Kaidi apareció al poco.
-¿Has descubierto algo interesante? Está bien, a ver qué encuentras, tienes vía libre para derretir ese candado. Yo me limitaré a recopilar información, seré tus ojos, oídos y boca en esa fiesta, a ver si me entero de algo que pueda servirnos de provecho para encontrar a nuestro objetivo. Nos reuniremos nada más tener algo de valor, por mínima que sea. Después procederemos a localizar a la jefa del Aoibara y neutralizarla. Por cierto... Toma, la mitad del dinero.
Kaidi se despidió de Rikku y se dedicó a ligotear con cualquiera que pasara por su lado. Se encontró con un chico de aspecto hermoso y lo siguió, agarrándolo por la cadera y susurrándole palabras al oído que el Ougi no llegó a escuchar ya. Esta vez se encontraba solo. Haciendo gala de su carisma, algunas chicas fueron atraídos hacia él; en particular, una rubia muy sexy que iba ataviada con una gabardina no tardó en exponer sus atributos ante el joven y comenzó a acariciarle sus partes pudendas.
-¿No me invitas a una copa, machote? Se nota que tienes plata, guapo... Dime, ¿no has estado en Aoibara antes, verdad? ¿A quién tengo el placer de conocer, que está tan bien dotado? Si pagas bien los servicios de Sakuranbo, quizá pueda hacerte feliz esta noche...
La barra estaba casi repleta, pero podrías pedir lo que quisieras. Seguramente, si Rikku hiciera ostentación de dinero más trabajadores del lugar se le acercarían más rápido. Por otro lado, había mesas para sentarse a solas, y también tenía la opción de pedir una habitación privada...
-¿Has descubierto algo interesante? Está bien, a ver qué encuentras, tienes vía libre para derretir ese candado. Yo me limitaré a recopilar información, seré tus ojos, oídos y boca en esa fiesta, a ver si me entero de algo que pueda servirnos de provecho para encontrar a nuestro objetivo. Nos reuniremos nada más tener algo de valor, por mínima que sea. Después procederemos a localizar a la jefa del Aoibara y neutralizarla. Por cierto... Toma, la mitad del dinero.
Kaidi se despidió de Rikku y se dedicó a ligotear con cualquiera que pasara por su lado. Se encontró con un chico de aspecto hermoso y lo siguió, agarrándolo por la cadera y susurrándole palabras al oído que el Ougi no llegó a escuchar ya. Esta vez se encontraba solo. Haciendo gala de su carisma, algunas chicas fueron atraídos hacia él; en particular, una rubia muy sexy que iba ataviada con una gabardina no tardó en exponer sus atributos ante el joven y comenzó a acariciarle sus partes pudendas.
-¿No me invitas a una copa, machote? Se nota que tienes plata, guapo... Dime, ¿no has estado en Aoibara antes, verdad? ¿A quién tengo el placer de conocer, que está tan bien dotado? Si pagas bien los servicios de Sakuranbo, quizá pueda hacerte feliz esta noche...
La barra estaba casi repleta, pero podrías pedir lo que quisieras. Seguramente, si Rikku hiciera ostentación de dinero más trabajadores del lugar se le acercarían más rápido. Por otro lado, había mesas para sentarse a solas, y también tenía la opción de pedir una habitación privada...
El barco no tardó en zarpar, al tiempo que la fiesta proseguía su curso. La chica que quiso meterse con Asuka pareció ofendida, arrojó una copa de champán que robó de una bandeja de uno de los camareros que pasaba por allí y cayó destrozada al suelo. Ella y su séquito desaparecieron. El chico se quedó con un palmo de narices y con la boca abierta y suspiró, pero no se enojó. Asuka se había librado de aquella tipeja, por suerte.
No tardó en ir a donde Daiki, que bebía como un descosido en la barra. Se había puesto a hablar una chica cuando de pronto vio llegar a Asuka. Se quedó mirándola y le dijo:
-No estás sola... ¿No lo has visto? Me extraña, tendrías que haberlo visto ya. Nuestro "amigo" estaba en el barco, esperando. Sabía que aspecto tendríamos, de ahí que ya estuviera pensado de antemano. Por cierto, creo que... Deberíamos relajarnos... Por cierto, llámame D
En el Mukaikaze no parecían ir las cosas bien, a pesar de que la fiesta se desarrolló sin mayores problemas. El tal Daojung vigilaba de lejos, acechando a Asuka. ¿Sería alguna especie de acosador? Mientras, Daiki se tragó un margarita de un plumazo y de pronto se levantó del taburete de golpe...
-¡Cúbrete! -le susurró a Asuka.
Un hombre surgió desde detrás y le puso una katana al cuello con movimientos muy ágiles y precisos. Era alguien que ni Asuka ni Daiki conocían. Nadie pareció inmutarse, ni siquiera el barman, que estaba ocupado preparando cócteles en otro lado de la barra.
-Me han sugerido que os lleve a la parte trasera del yate, tú, y la señorita, ¿qué dicen? Acompáñenme -dijo con voz ronca a Daiki, y señalando con un gesto con su cabeza a Asuka-. Esta vez sugiero yo: cooperen por las buenas, o tendré que hacerlo por las malas.
No tardó en ir a donde Daiki, que bebía como un descosido en la barra. Se había puesto a hablar una chica cuando de pronto vio llegar a Asuka. Se quedó mirándola y le dijo:
-No estás sola... ¿No lo has visto? Me extraña, tendrías que haberlo visto ya. Nuestro "amigo" estaba en el barco, esperando. Sabía que aspecto tendríamos, de ahí que ya estuviera pensado de antemano. Por cierto, creo que... Deberíamos relajarnos... Por cierto, llámame D
En el Mukaikaze no parecían ir las cosas bien, a pesar de que la fiesta se desarrolló sin mayores problemas. El tal Daojung vigilaba de lejos, acechando a Asuka. ¿Sería alguna especie de acosador? Mientras, Daiki se tragó un margarita de un plumazo y de pronto se levantó del taburete de golpe...
-¡Cúbrete! -le susurró a Asuka.
Un hombre surgió desde detrás y le puso una katana al cuello con movimientos muy ágiles y precisos. Era alguien que ni Asuka ni Daiki conocían. Nadie pareció inmutarse, ni siquiera el barman, que estaba ocupado preparando cócteles en otro lado de la barra.
-Me han sugerido que os lleve a la parte trasera del yate, tú, y la señorita, ¿qué dicen? Acompáñenme -dijo con voz ronca a Daiki, y señalando con un gesto con su cabeza a Asuka-. Esta vez sugiero yo: cooperen por las buenas, o tendré que hacerlo por las malas.
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