_cassiel_
NUser
- Registrado
- 25 May 2016
- Mensajes
- 1,994
La asamblea se tornaba impredecible, la llegada de Ryoma e Hiroka había abierto la puerta para una serie de proclamaciones por parte del Nidaime que impactarían a todos los presentes de igual manera. Relegando a segundo plano la llegada del chūnin a la asamblea.
Luego de que el Hokage les diera la bienvenida, un enmascarado se acercaría a los hermanos, aludiendo que quería “revisar sus heridas” lo que insinuaba una sobresaliente habilidad en el ninjutsu médico o lo que podría incluso convertirlo en un ninja médico. Uno de los pocos existentes en la aldea, más considerando su rango. “Posiblemente Takeshi lo conozca.” Meditaba mientras notaba una atmosfera extraña rodeando la escena, una premura por llevar a los hermanos a otro lugar y miradas significativas de parte del Nidaime con Norou.
Lo que sucediera no era de mi incumbencia realmente, mi interés era específico, pero no podía negar que aquello incitaba mi curiosidad.
Lo que vendría a continuación no lo esperaba. El Nidaime proclamaba el ascenso tanto de Bast como de Hana a chūnin, una oportunidad ganada por su desempeño en la expedición. “La aldea necesita reemplazar la sangre perdida.” Era lo que creía, conocía las capacidades de Bast de primera mano, pero no era superlativo, Hana en cambio lo era. La aldea necesitaba poder y ninjas con madera de líder. Hana tenía poder, Bast la capacidad de liderar una misión. “Un arma que hiere a su portador es inservible.” El Nidaime apostaba con el ascenso de la Uchiha.
Pero no fue todo. Akemi Uchiha, el chūnin que había enfrentado y ganado contra Takeshi, se convertía en el treceavo jōnin. Una sorpresa mayúscula. Lo conocía, no del todo, pero las veces que lo había visto, no demostraba un nivel mayor a los chūnin normales. Era rápido, el más rápido de todos lo que me había topado hasta ahora, no lo discutía, pero a parte de su dominio con las agujas y una técnica extraña que lo hacía inmaterial, no había más nada en él que mereciera un ascenso a jōnin.
“El más débil de los doce, no, ahora trece jōnin.” Me podría equivocar, indudablemente. Mi conocimiento era escaso, y aquello era un impedimento para una evaluación precisa. El rango no me era envidiable, solo su dominio de las agujas.
No todos tomaban los ascensos con tanto desinterés como yo, Raiden por ejemplo, tomaba el ascenso de Hana como un error, más que eso incluso, su malestar era tan intenso que perdía las formas y caía en lo de Hyoru, cuestionaba el criterio del propio Hokage abiertamente. Una situación divertida.
Luego de que el Hokage les diera la bienvenida, un enmascarado se acercaría a los hermanos, aludiendo que quería “revisar sus heridas” lo que insinuaba una sobresaliente habilidad en el ninjutsu médico o lo que podría incluso convertirlo en un ninja médico. Uno de los pocos existentes en la aldea, más considerando su rango. “Posiblemente Takeshi lo conozca.” Meditaba mientras notaba una atmosfera extraña rodeando la escena, una premura por llevar a los hermanos a otro lugar y miradas significativas de parte del Nidaime con Norou.
Lo que sucediera no era de mi incumbencia realmente, mi interés era específico, pero no podía negar que aquello incitaba mi curiosidad.
Lo que vendría a continuación no lo esperaba. El Nidaime proclamaba el ascenso tanto de Bast como de Hana a chūnin, una oportunidad ganada por su desempeño en la expedición. “La aldea necesita reemplazar la sangre perdida.” Era lo que creía, conocía las capacidades de Bast de primera mano, pero no era superlativo, Hana en cambio lo era. La aldea necesitaba poder y ninjas con madera de líder. Hana tenía poder, Bast la capacidad de liderar una misión. “Un arma que hiere a su portador es inservible.” El Nidaime apostaba con el ascenso de la Uchiha.
Pero no fue todo. Akemi Uchiha, el chūnin que había enfrentado y ganado contra Takeshi, se convertía en el treceavo jōnin. Una sorpresa mayúscula. Lo conocía, no del todo, pero las veces que lo había visto, no demostraba un nivel mayor a los chūnin normales. Era rápido, el más rápido de todos lo que me había topado hasta ahora, no lo discutía, pero a parte de su dominio con las agujas y una técnica extraña que lo hacía inmaterial, no había más nada en él que mereciera un ascenso a jōnin.
“El más débil de los doce, no, ahora trece jōnin.” Me podría equivocar, indudablemente. Mi conocimiento era escaso, y aquello era un impedimento para una evaluación precisa. El rango no me era envidiable, solo su dominio de las agujas.
No todos tomaban los ascensos con tanto desinterés como yo, Raiden por ejemplo, tomaba el ascenso de Hana como un error, más que eso incluso, su malestar era tan intenso que perdía las formas y caía en lo de Hyoru, cuestionaba el criterio del propio Hokage abiertamente. Una situación divertida.