Zeta
NUser
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El descenso por el acantilado no resultó ser un problema. Fue como un paseo en vertical sobre superficie rústica, cuando se es capaz de canalizar el chakra por debajo de los pies. En menos de lo esperado, Hinome y Zanka ya se encontraban en la estrecha ribera del río. Tan estrecha que se parecía a un desfiladero cuyo paso no superaba un metro de anchura.
Hinome trató de limpiar sus heridas con un poco de agua fría del río, y le empezaron a arder al contacto. Tanto que no pudo reprimir una mueca de dolor. Zanka se quitó la camisa y la desgarró en harapos para cubrirlas, aunque ninguno de los dos poseían conocimientos médicos, así que el vendaje improvisado dejaba mucho que desear.
Entonces comenzaron a poner en marcha el plan. La gennin creó dos clones de agua. Uno se transformó en Zanka con un Henge. Hinome buscó un árbol para esconderse, no obstante, no había árbol o piedra de su tamaño que le ayudara. La ribera del río era estrecha, dicho sea de paso, que no había cabida para ninguno de los elementos mencionados. Tampoco era una buena idea esconderse bajo agua. No cuando la corriente del río se hallaba peligrosa esa noche. Sumergirse en ella es tentar a la muerte.
Zanka se le ocurrió hacer camuflaje en la pared con un Henge y Hinome le siguió el juego. Estuvieron así por diez minutos hasta que el enemigo picó el anzuelo. El clon de Hinome fue la primera en perecer por un rayo asesino, pero el clon con apariencia de Zanka permaneció ileso hasta que aparecieron Kan y el tío del Doton.
- ¿Un clon? ¡¿Dónde está la verdadera?! - Exigió saber Kan al clon de Zanka.
- No puede estar lejos. - Le calmó el del Doton.
Zanka fue el primero en actuar. Se desperezó del Henge y atacó a Kan con un Bakuen sorpresa. No se lo esperaban aunque tampoco tenían la guardia baja. Kan saltó al otro lado del río, en paralelo a otra pared rocosa. Zanka le siguió. El del Doton se debatía entre ayudar a Kan o deshacerse del clon de Zanka, sin aflojar. Hacer lo uno o lo otro no hacía ninguna diferencia, Hinome lo sabía.
¿Cómo actuará esta vez?
Hinome trató de limpiar sus heridas con un poco de agua fría del río, y le empezaron a arder al contacto. Tanto que no pudo reprimir una mueca de dolor. Zanka se quitó la camisa y la desgarró en harapos para cubrirlas, aunque ninguno de los dos poseían conocimientos médicos, así que el vendaje improvisado dejaba mucho que desear.
Entonces comenzaron a poner en marcha el plan. La gennin creó dos clones de agua. Uno se transformó en Zanka con un Henge. Hinome buscó un árbol para esconderse, no obstante, no había árbol o piedra de su tamaño que le ayudara. La ribera del río era estrecha, dicho sea de paso, que no había cabida para ninguno de los elementos mencionados. Tampoco era una buena idea esconderse bajo agua. No cuando la corriente del río se hallaba peligrosa esa noche. Sumergirse en ella es tentar a la muerte.
Zanka se le ocurrió hacer camuflaje en la pared con un Henge y Hinome le siguió el juego. Estuvieron así por diez minutos hasta que el enemigo picó el anzuelo. El clon de Hinome fue la primera en perecer por un rayo asesino, pero el clon con apariencia de Zanka permaneció ileso hasta que aparecieron Kan y el tío del Doton.
- ¿Un clon? ¡¿Dónde está la verdadera?! - Exigió saber Kan al clon de Zanka.
- No puede estar lejos. - Le calmó el del Doton.
Zanka fue el primero en actuar. Se desperezó del Henge y atacó a Kan con un Bakuen sorpresa. No se lo esperaban aunque tampoco tenían la guardia baja. Kan saltó al otro lado del río, en paralelo a otra pared rocosa. Zanka le siguió. El del Doton se debatía entre ayudar a Kan o deshacerse del clon de Zanka, sin aflojar. Hacer lo uno o lo otro no hacía ninguna diferencia, Hinome lo sabía.
¿Cómo actuará esta vez?